miércoles, 12 de enero de 2011

Woody & Diane


Hubo un tiempo en que Woody Allen y Diane Keaton se contaban a sí mismos, desplegando universo neoyorquino, angustias existenciales y cuitas románticas, para deleite de un público tan nuevo e inquieto como ellos.


Estrella y director se encontraban durante los años setenta. Tejían una fructífera relación profesional y bordaban un puñado de títulos memorables.
Él la esculpió como gran actriz, y ella hacía mejor cualquier película. Como musa alleniana, ha sido la más distinguida con diferencia.


Empezaron sólo por diversión.
La obra teatral "Play It Again, Sam" se hacía escenario del breve noviazgo entre Woody y Diane.
La relación se hacía informal de manera muy temprana, y terminaba por convertirse en una sólida amistad.


Después del fin, llegaba sólo el principio.
Woody imponía a Diane como protagonista femenina de sus aventuras cinematográficas.
Intereses comunes, neurosis en yuxtaposición, complicidad; tal vez, juntos exorcizaban la frustración de ese amor que nunca llegó a viejo.


"Annie Hall" apuntaba esta última idea. Woody y Diane nos narraban su fugaz, pero decisiva, historia.


Como muchos, fueron felices un día, para seguir sus respectivos caminos al siguiente.
"Annie Hall", la más bonita carta de amor y admiración hacia Diane, es hoy un clásico de la comedia y un duradero retrato de las relaciones sentimentales.


"Manhattan", más envolvente, más ácida, más sombría, fue la última película en la que Woody y Diane coincidirían en mucho tiempo.
A finales de la década de los setenta, sus caminos se bifurcaban más que nunca. Diane Keaton desaparecía completamente de los rodajes de Allen.


La aparición de Mia Farrow en la vida del director supuso un recambio. Durante muchos años, sólo hubo Mia para Woody Allen.
Como una anomalía, como una prueba de nostalgia, dentro de una película tan melancólica como "Días de Radio", Diane Keaton reaparecía sin aviso.
Era poco más que un cameo, donde interpretaba a una cantante de Fin de Año.


Woody y Diane no se reencontrarían hasta 1993.
Fue el año más difícil para Allen, justo cuando explotaba el escándalo del romance que mantenía con su hija adoptiva, Soon-Yi.
La Farrow se separaba con estruendo de Woody, y no quedaba ninguna posibilidad de que fuera protagonista de su nuevo proyecto.


Con "Misterioso Asesinato en Manhattan", nunca fue más cierto que no hay mal que por bien no venga.
Diane estaba de vuelta, y la diversión era segura.
En cualquier caso, fue un regreso puntual, que ajustaba cuentas y satisfacía deudas de una amistad y un respeto que todavía dura.


Es obvio que Woody ha buscado su química con la Keaton en otras actrices, y también es evidente que jamás la ha encontrado.
Ya lo dijimos una vez y hoy lo repetimos: Queremos que vuelvan.

2 comentarios:

Athena dijo...

Me encanta "Misterioso asesinato en Manhattan". La complicidad entre ellos es enorme. Me los creo como pareja.

Groupiedej dijo...

Yo todos los días se lo pido a Dios, a Jehová, a Alá, a Zeus y a Zoroastro.
Pero no hay manera, oiga.